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Abstract Al final de nuestro trabajo de investigacion, se puede ver clara la tanta dificultad de traducir la expresión disfemística del español al árabe sin perder parte de lo semántico o lo expresivo del original para conseguir la aceptación sociolingüística en árabe. En esta parte de la conclusión, queremos referir al enorme esfuerzo hecho por nuestros traductores para reflejar la misma imagen del texto original y a que nuestros comentarios y sugerencias no son nada de corrección o modificación, sino una opinión según otro punto de vista fiel a la lengua receptora. A través de este trabajo de investigación hemos abordado el estudio lingüístico y social del disfemismo tanto en el mundo occidental presentado en la lengua española como en el oriental árabe. Es muy notable la diferencia de tratar el asunto entre ambos mundos, por lo tanto se observa la distinta existencia social desde el punto de aceptar o rechazar. Después de saber los pasos del desarrollo del disfemismo en el español, nos parece evidente que los términos disfemísticos llevan su viaje de llegar a la normalización en el que sufrieron restricciones y censuras iguales a las que todavía estamos intentando conservar en árabe. A modo de ejemplo, la lucha de Camilo José Cela para incluir la palabra ”coño” y otras palabras insertadas en su Diccionario secreto en el de RAE en los años sesenta; y el intento de Arturo Pérez-Reverte para mostrar la riqueza del español con los significados negativos y positivos del término ”cojones”, aunque lo afeó mucha gente por su poca vergüenza, según sus palabras. En cuanto a la traducción de disfemismo, hemos visto los escapes y la utilización de nuevas elecciones por los 134 traductores árabes para evitar la negatividad grosera de algunos disfemismos a pesar de su método claro de traducción literal. Esto debe, en primer lugar, a causas sociales y, en el segundo, a otras semánticas relacionadas con la carencia de sentido por el desequilibrio socio-lingüístico entre ambas lenguas. En nuestra opinión, la traducción literal del disfemismo, en la mayoría de los casos, no realiza su fin esencial de que el receptor entienda lo que quiere decir el texto original igual que en su lengua y, además, le hiera el oído. Es cierto que la traducción se considera como una fuente básica en la entrada de los disfemismos de una lengua a otra que afecta directa o indirectamente actitud del habla receptora. En consecuencia de eso, debemos especificar y asignar los límites de importar los disfemismos a nuestra sociedad con una manera literal. Hemos observado también que ambos traductores han utilizado las mismas voces disfemísticas equivalentes a las voces en la lengua original en diferentes ocasiones lo que nos confirma su intención de transmitir con esfuerzo el mismo sentido semántico que quería emitir el autor en la obra original. Con respecto a los mecanismos extralingüísticos y su influencia en la fuerza de las expresiones disfemísticas, como hemos visto en la parte teórica, nos queda claro su valor efectivo en algunos ejemplos también.Se observa la diferencie entre la debilidad, o bien decir la normalidad, de estas expresiones -como ”putas”- cuando se usan en un burdel y el grado más grosero cuando salen otras –quizá sean menos mal- 135 de la boca de la representativa de la religión en la novela: Fernanda. Al concentrarnos en las traducciones, podemos ver obviamente que los recursos lingüísticos afectan también al grado del rechazo o la aceptación de las expresiones disfemísticas. A modo de ejemplo el diminutivo en ”teticas” que es en árabe ” ى١ٙٔ ,س٠غى ” en vez de ”ىٞ, ٔٙغى ”añade a la voz un tono más eufemístico. En esta parte de conclusión queremos también arrojar la luz sobre algunas sugerencias adicionales de arcaísmos elegidas desde nuestra parte que, desde la primera vista, parece que no sirven de reemplazar las expresiones directas del texto original. Esto se debe a la ambigüedad que tienen estos arcaísmos que los hace no fáciles de entender y también a la carencia de utilizarlos como ”ىخ١٘ ,يٌٛغإ, رحء٠ٚ ,طؼحءٌٍج .”En respuesta, decimos que también no estamos de acuerdo con la utilización de las palabras antiguas sin ningún motivo, especialmente si están difíciles de entender. Pero, según lo que hemos aclarado en la parte teórica, los arcaísmos son un mecanismo productivo del eufemismo y del disfemismo también. En la misma línea, los arcaísmos seleccionados cumplen la característica fundamental del eufemismo: la ambigüedad; mantienen el significado semántico exacto del original sin choquear el oído árabe; ayudan en renacer unas alternativas típicas que enriquecen la lengua usada y evitan la malsonancia. Al lado de nuestro fin sociolingüístico de estudiar la traducción del disfemismo, recomendamos tratar el asunto desde el punto de vista pragmático y psicológico. Así mismo aconsejamos a los lingüísticos árabes aplicar el análisis 136 lingüístico y la clasificación de los recursos productivos de la figura como hemos aclarado en el español para poder poner de manifiesto las causas de creación. Como resultado de la relación de semejanza de la metáfora con el disfemismo y el eufemismo, en el caso de poder aprovechar los esfuerzos hechos para traducirla, se ahorra mucho tiempo de investigaciones y realizamos un éxito parecido en la traducción de ambas figuras surgidas de ella también. A lo largo de la novela que hemos examinado, nos ha llamado la atención que la mayoría de los ejemplos extraídos están relacionados por una manera u otra con el campo sexual. Como resultado de eso, hay que darse cuenta a concentrarnos más, como árabes, en poner de manifiesto los equivalentes aceptables en nuestra lengua a aquellos disfemismos, en una obra léxica. |